Valma Varela - Cubos...experiencias.

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Valma Varela

Cubos

" Un día me despierto a las 5 de la mañana con toda la energía. Como si en el sueño me hubieran cargado cual batería. Algo habré soñado pero no podía recordar. Ese sueño estoy segura, me conectó con algo, alguien, algùn lugar desconocido para mi consciencia pero que tocó una fibra muy profunda. Salté de mi cama y corrí a mi estudio. Me encontré con un cubo. ¡Si,esto me va a servir!_ me dije…. Comencé a tallar el laberinto de 7 vìas en el cubo. Estaba tan exitada..... Sentía que era así, no plano. Que tenía que ser en 3 dimensiones. Comencé, primero timidamente con un lapiz y luego con un tornillo fui marcando la huella. Cuando llegué al final del recorrido, Al “corazón”, noté que no había adentro ni afuera. Ya no era como en un dibujo que comenzamos en la periferia y vamos acercándonos y alejándonos del centro en una danza inconsciente hasta llegar finalmente al centro como meta. En el laberinto tridimensional no pasa lo mismo, cuando llegué a lo que supuestamente era el centro, este se transformaba en el inicio del laberinto. Y comencé un dialogo interno. Primeramente vi que era muy loco lo que estaba pasando. Pero no, no es loco, es así. Así es la vida, un continuo ir y venir. Nacer y morir. Cuando creemos que todo termina es porque estamos comenzando algo nuevo. Todo es cíclico y así debe ser. La rueda de la vida. Me fasciné. Y comencé otro. Esta vez más prolijo, sin estar tan atropellada por la euforia. Traté de hacerlo más proporcionado. Ubicando todos los surcos a una distancia igual y llenando todo el cubo. Me gustaba pasar mi dedo por ahí dejándome llevar por las huellas que yo misma había trazado. Y esto abrió otro dialogo: Cuantas veces me habré quedado fascinada con situaciones de mi vida, que me dejaron huellas tan profundas, que volvía a repetir las mismas experiencias, sin dar lugar a la creatividad….Sin siquiera preguntarme que estaba haciendo…"

Experiencias...

"Y surgió a necesidad de ir tallando otro y apareció la imagen del abismo. Así fue que vino el laberinto de Chartres y se ubicó en el cubo. Cuando llegué a la cara superior del cubo, sentí que ahí no era el final. Y tomé una mecha y perforé el cubo hacia el otro lado. Miré a través y vi que era así. Solo le faltaba algo. Era un ojo de Huracán y como tal había que hacer un embudo, y de ambos lados. Y así fue.

La sensación de no poder parar como si el cubo y el laberinto me hubieran elegido a mi como catalizadora de su fusión. Y si me dejé ser el instrumento y mientras lo hacía sentía el placer de ser co-creadora.

Cuando se hubo terminado disfruté nuevamente el recorrido con mi dedo. Lentamente, para no perderme en sus surcos caminaba con mi mente el laberinto.

Y ahí estaba mi vida entera…"

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