Valma Varela - Laberintos

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Valma Varela Laberintos
"Un espacio sagrado es un lugar en el que se puede entrar en contacto con reinos no físicos. Es un lugar donde se puede conectar con la emoción, intuición y el espíritu. Mediante la geometría, los espacios son templados (como un instrumento musical) de modo que resuenen en la frecuencia que ayude a la persona conectar con lo espiritual[...]. Un laberinto es un dédalo mágico unidireccional, a través del cual, transitándolo conscientemente se encuentran respuestas, y se intensifica la conciencia espiritual. Los antiguos laberintos reunían la geometría sagrada, la astronomía, astrología y la radiestesia. En las antiguas iglesias, sobre todo en la época del gótico, se jugaba con vidrios de colores para que entrasen solo ciertas frecuencias de luz, las cuales intensificaban la posibilidad de alcanzar esa resonancia con la Divinidad. Estos laberintos tienen la intención de conectar a través de los colores y formas tridimensionales, con distintos centros energéticos de nuestro cuerpo. En el laberinto de 3 vías se comienza desde lo más básico de nuestro ser, lo instintivo, lo terrenal, hasta llegar al chacra del corazón. Punto de encuentro con la intuición (corazonada). Con el amor. El primero de los chacras superiores. Una vez trascendidos las energías de la tierra, trascendidas, dejadas atrás, no negadas. A partir de entonces y desde este punto, el corazón, es donde se comienza la 2da etapa de nuestro sendero. En este punto es donde el caminante se plantea cual es su propósito divino. Entonces se aparta de las multitudes y descubre su realidad interior, penetra en un mundo totalmente distinto y se sumerge entre los laberintos que conforman sus deseos y sus razonamientos, caminos opuestos a veces, y que lo llenan de indecisiones; pero, mientras el hombre no sepa elevarse por encima de las barreras de los deseos y de los razonamientos terrenales, el laberinto seguirá inexpugnable. Cuando el hombre sigue la luz de su intuición, es como si de pronto pudiera elevarse por encima de las paredes del laberinto y pudiera ver claramente el sendero que lo conduce hacia su misión personal, hacia el cumplimiento de los designios divinos en su vida. Por esta, razón, la invitación de este laberinto, es a sumergirse en su mundo interno para seguir la voz de la intuición, esa voz que habla sin ruidos, que ilumina sin luz, que conduce sin tener un sendero. Veamos una rueda girando con gran rapidez. Cuando gira lentamente, podemos verla como objeto y no sentimos sonido. Cuando aumenta gradualmente la velocidad en pocos momentos se hace tan rápida que comienza a oírse una nota muy baja y grave. Conforme sigue aumentando la velocidad la nota se va elevando en la escala musica, y así se van distinguiendo unas tras otras las notas. Cuando el movimiento llega a cierto límite se llega a la última nota perceptible por el oído humano, y si la velocidad aumenta aún, sigue el mayor silencio. Pues la intensidad del movimiento es tan alta que el oído humano no puede registrar sus vibraciones, Entonces comienzan a percibirse poco a poco grados de color. Después de un tiempo el ojo comienza percibir un oscuro color rojo. Este rojo va tornándose cada vez más brillante. Si la velocidad sigue aumentando el rojo se convertirá en anaranjado, el anaranjado va pasando al amarillo. Después seguirá a verde color neutro entre fríos y cálidos. De Ahí al azul y añil y finalmente aparecerá el violeta. Luego desaparece el color porque el ojo ya no puede registrarlo. Después comienzan a manifestarse los rayos conocidos como X y luego la electricidad y magnetismo. Cuando el objeto ha alcanzado cierto grado de vibración, sus moléculas se desintegran, resolviéndose en sus elementos originales o átomos, luego en innumerables corpúsculos o electrones, y desaparece en sustancia etérea. La unidad." Vínculo desde : www.artealdiaonline.com

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