[...] Al medirse con el desierto, con sus paisajes, con sus obstáculos, uno puede encontrarse también entregado a cuestiones del sí mismo. El desierto se alarga entonces, se ahonda, siguiendo en ese aspecto las inclinaciones de un viaje interior que permite explorar otras imágenes distintas a las de un Yo imbuido de sí. El mundo mineral deviene entonces la ocasión de un descentramiento del sí, del descubrimiento de una alteridad inconmensurable, que cataliza otro imaginario[...]
j.j.Wunenburger, la vida de las imágenes.
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