VII - Réquiem para el hombre de barro - Juan Pablo Ringelheim

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La tala de árboles en el Amazonas, el deshielo de los glaciares, el calentamiento global, el agotamiento de la capa de ozono, la extinción de los osos panda y otros juguetes de Greenpeace; el desierto que crece, el retiro de la metafísica, la muerte de Dios, las mujeres cada vez más infieles, nada de esto acabará con la humanidad. El verdadero cambio climático ocurre en la noche. Noche es el estado actual del mundo para el cual son necesarias tecnologías que ayuden a mirar: las luces eléctricas, las terminales de fibra óptica, el televisor, el monitor de la computadora, los carteles publicitarios, los rayos lumínicos en los boliches. Éstas son tecnologías de la noche que abren la mirada, aunque a veces lo hagan “de día”. La noche es el estado del mundo actual. El sol ha dejado de ser hace ya mucho tiempo la luz que da forma al mundo. Vivimos en una noche constante, iluminados por luces artificiales que abren un mundo sin lugar para las sombras. En estos tiempos nocturnos el mundo se nos abre explosivamente. Los rayos catódicos que paralizan al cuerpo en el sofá y lo destripan en la pantalla, los píxeles que liquidan a carcajadas formas heredadas durante milenios, los fríos neones de las crisálidas camas solares, las intermitentes luces bailables que facetan cuerpos que jamás se ven enteros, los carteles publicitarios que pronto serán simples espejos que ofertarán nuestra propia imagen: no son meridianas formas de la luz. Son más bien explosivos puestos en los cimientos emocionales del individuo de barro. El modo en que la noche abre al mundo es el terrorismo emocional. Y es raro que aun el ojo no haya estallado como un grano de sal en el interior de un reactor nuclear. El terrorismo emocional presiona las emociones hasta el extremo de convulsionarlas. Y esta sobreestimulación de la noche fuerza al hombre a una nueva adaptación. El terrorismo emocional es sólo un momento del cambio climático que producirá la extinción del individuo. Las emociones son objeto del terrorismo porque aún responden a un tipo de subjetividad individual. Una vez deshecho totalmente el individuo en el océano informático ya no sufrirá los efectos explosivos de la noche. El desacople entre clima y humanidad es la causa de que el individuo se sienta desamparado y aterrorizado. En poco tiempo se adaptará, y no será ya individuo. Habrá creado, al fin, un nuevo día submarino. Con un sol artificial.

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