Helmut Ditsch: la posibilidad de una experiencia

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Helmut Ditsch: la posibilidad de una experiencia
 Por Andrea Villar*


 

 
Caspar Friedrich, El caminante sobre el mar de nubes (1818) 94.8 x 74.8 cm (Der Wanderer über dem Nebelmeer)


Narrar la experiencia, en el límite donde la fotografía se prolonga en la pintura, en un gesto posromántico que restaura la naturaleza en la tela… No hay quien contemple el mar o el desierto de Ditsch: no se trata ya de plasmar la imposibilidad de una experiencia –como el romántico Friedrich- , sino de la reiterada potencia de “vivirlo todo otra vez” –como anhela el pintor.

En las obras de Ditsch, sin embargo, se intuye el caminante, se magnifica su ausencia: como si el caminante hubiera tenido que salirse del cuadro para que su experiencia se vuelva verdad en la tela, como si el lugar de la experiencia fuera la tela misma y las posibilidades narrativas del acrílico y el óleo.

Doble gesto, quizás, del pintor: suprimir al sujeto para dejar -humildemente, humanamente- que una experiencia sea posible; arrojarse y arrojar al espectador a lo que la pintura gratuitamente le dona: la posibilidad de una experiencia.

Multiplicar y espaciar lo sublime en la tela. Padecerlo en la soledad del que, caminando, hace y tiene experiencia.




Caspar Friedrich,  El mar de hielo (1823-1824) 96.7 x 126.9 cm (Das Eismeer)

*Andrea Villar: Politóloga. Cipolletti. Rio Negro






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