María Alicia FAVOT (ex-Odiseica) en Buenos Aires.

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La pintura
Una exposición, una experiencia












María Alicia relata la experiencia de su primera muestra en Buenos Aires. María Alicia cuenta:

"La oportunidad de exponer en Buenos Aires, para alguien del interior del país es atrayente y excitante.Es también una experiencia estresante por el hecho de tener que organizar una especie de “mudanza” para que las obras lleguen en buen estado, a tiempo, coordinar con el curador de la galería ciertos aspectos de la exposición como el montaje, elegir las obras que habrán de exponerse entre muchas etc. todo ello sin desatender otras obligaciones propias-como en mi caso- que no me dedico profesionalmente a la actividad artística.
Superados estos avatares, llegado el momento de la inauguración, fue inevitable preguntarme el para que de semejante movida.
La respuesta que encontré es el inmenso e incontrolable deseo de mostrar, exponer mi producción, buena o mala, según el gusto de quien mire, pero ineludiblemente mía. Estar ahí presente en el momento de apertura .El anhelo de saber la reacción que provocaría en otros este pedazo mío volcado en una tela.
Tuve oportunidad de observar estas reacciones:
He reconocido la curiosa necesidad de quienes observan (no solo miran) de que les sea brindada una explicación de la obra que tienen enfrente, ya sea por creer que todo el elemento que contiene un cuadro debe ser explicitado y justificado (el arte como herramienta útil)o para confirmar que lo que interpretan se ajusta a la intención del artista.
Si la razón es la primera, creo conveniente aclarar que lo más significativo de una obra de arte, para mi  es su absoluta inutilidad práctica, no es una herramienta, es un fin en si misma. Su fin último, su esencia es el ser contemplada.
No calma el hambre ni la sed, no mitiga el dolor, no induce al sueño reparador. No es este su cometido, sólo está allí para decirnos algo.
Si está lograda, nos inquieta o nos conmueve, nos produce un intenso placer visual, que no tiene ninguna relación con los conceptos de belleza o fealdad, ni abstracción vs. figuración.
Es entonces, –cuando no nos deja indiferentes-,cuando podemos afirmar que esa obra “tiene algo” valioso. Allí está presente el nexo del que pinta y el que mira. ¿para que vamos a un museo, a una galería de arte? ¿Por qué nos atraen tanto las imágenes, las manchas de colores, la huella de una pincelada?
Es que sabemos que hay otro lenguaje, que es fantástico observar cómo un ser humano “hace” “construye” un imaginario sobre un trozo de papel ,tela o madera y deja su huella.
Cuando se pinta o se dibuja se expone mucho acerca de uno mismo, aún involuntariamente .
Con respecto a esta serie de obras abstractas que presenté, en el linde con lo figurativo, con algunos elementos que traicionan la memoria (me recuerda tal cosa pero no lo es)y algunos elementos que si son reconocibles, he procurado no concebir de antemano ni una sola razón para pintarlas ni ninguna otra para ordenar sus elementos. Si he tenido algún propósito, ese ha sido no tener ninguno. He dejado que fluya la disposición y el espacio se vaya organizando solo. Una mancha llama a otra, un borde define y compite con su vecino, una huella destruye el camino anterior .El método, por así llamarlo, ante la ausencia de reglas, lejos de ser desorientador  y desestructurante , ha resultado para mi, totalmente placentero.
Su resultado podría encuadrarse desde esta perspectiva en el surrealismo, aunque claramente no lo es, al menos en el sentido aceptado visualmente de lo surreal.
No obstante he notado que la gente que observa estas pinturas pregunta el porqué, acerca del origen de las ocurrencias visuales, descubre elementos y  formas que les sugieren sentidos poéticos.
Lo más curioso de esto y lo más emocionante  es que en una gran mayoría cuando me los exponen ,explicando lo que ven y los sentimientos que se despiertan veo una enorme consonancia con aquello que creía bien oculto cuando pintaba. Una sincronía entre mis emociones y las ajenas que interpretan, indagan, la revelación de lo oculto, del espacio ocupado sin distraer el vacío subyacente hacen que esta sea una de las mejores razones para el esfuerzo de mostrar la producción propia. Para mi fue la confirmación de un camino: la pintura es un buen método para conocerse a si mismo y  a través de otros, para compartir un lenguaje y para confirmar una vocación incontenible que no puede vivir en soledad. La pintura nace para ser expuesta. Eso nos hace vulnerables pero felices".


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