Mirta, en este plácido domingo de marzo me encuentro sobrevolando el instante. Lo recorro en la totalidad de sus lados. Me oprime la multiplicidad de cubos reales e imaginados, y sin embargo, desde este lugar entro y salgo al espacio por sus grandes ventanas o tal vez sean puertas. Mi cuerpo es etéreo y transparente. Me abisman y maravillan tanto las vasijas, como los lejanos astros y sus cercanos brillos. La opacidad de la noche reflejada en el horizonte lunar. Soy dueña del aquí, del allí y del ahora. Eso soy. Por un instante. Después no se. La sorda musicalidad del espacio me acompaña en ese vuelo fugaz que se prolonga en las horas quietas.
Hace 1 día
1 comentario:
Qué bueno, Maria!!! Me adnira tu capacidad de habitar el cubo... o de ser habitada por él...
Andrea
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