Mirta, en este plácido domingo de marzo me encuentro sobrevolando el instante. Lo recorro en la totalidad de sus lados. Me oprime la multiplicidad de cubos reales e imaginados, y sin embargo, desde este lugar entro y salgo al espacio por sus grandes ventanas o tal vez sean puertas. Mi cuerpo es etéreo y transparente. Me abisman y maravillan tanto las vasijas, como los lejanos astros y sus cercanos brillos. La opacidad de la noche reflejada en el horizonte lunar. Soy dueña del aquí, del allí y del ahora. Eso soy. Por un instante. Después no se. La sorda musicalidad del espacio me acompaña en ese vuelo fugaz que se prolonga en las horas quietas.
Hace 17 horas
1 comentario:
Qué bueno, Maria!!! Me adnira tu capacidad de habitar el cubo... o de ser habitada por él...
Andrea
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