[...] las rocas, las extensiones de piedras o arenas, comportan más que otros, "un cromatismo afectivo" (E.Cassirer), una "tonalidad quintaesencial" (H.Corbin), que los privilegia como imágenes de lo invisible o de lo absoluto. La potencia imaginativa del desierto no reside sólo en el exotismo o en lo sublime de sus formas, sino en los ascensos y descensos mentales que dinamiza, en los movimientos o trayectos poéticos o místicos que suscita o acompaña. En este sentido, el desierto es también el lugar de las exploraciones del mundo y de sí, de todas las transformaciones de la arquitectura del alma; el mineral es espacio por excelencia de la iniciación.
Esta pregnancia del mundo mineral puede ser puesta en evidencia mediante una fenomenología de los diferentes estratos de imágenes simbólicas de los que él es activador, el que corresponde a tantas metamorfosis interiores del psiquismo, del que uno encuentra las formas arquetípicas en numerosos testimonios de la literatura contemporánea[...]
Jean Jacques Wunenburger, la vida de las imágenes.
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