LA VOZ DEL PAPEL
Aquí: pero no hay un aquí para el ser perdido. Desgarramiento del que perdió su pulso y mal respira, sin ritmo, sin horizonte. ¿Quién habla en voz baja, voz de tierra, idéntica, susurrante? Ningún árbol próximo, ninguna palabra habitable, ninguna pulsación terrestre. Espacio, espacio, quizá el espacio de una palabra perdida. Extrema tenuidad en las frases dispersas, nubladas, nulas. Nada se concentra en claro o sombra, nada latiga el centro de la ausencia. Nula y desnuda es la voz blanca del papel que no figura, que no abre, que sin intersticios repercute una única materia inerte.
António Ramos Rosa
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