"AL filo de la cuchilla" José Luis Gallero

|

"El filo de la cuchilla" José Luis Gallero

La imagen moderna del cosmos se remonta apenas al año 1924, cuando el astrónomo estadounidense Edwin Hubble descubrió que nuestra galaxia, lejos de ser la única del Universo, representa tan sólo una más entre cientos de miles de millones. Desde entonces sabemos a ciencia cierta dónde estamos -en la periferia de ninguna parte-, cuáles son las dimensiones reales de nuestra experiencia, el calado exacto de nuestra aventura interior: vaciar el piélago con un cubo de juguete.

Dos años más tarde, el físico alemán Werner Heisenberg formulaba el Principio de Incertidumbre (base de la teoría cuántica), que introduce en la ciencia un elemento impredecible y consagra como propiedad fundamental del Universo la aleatoriedad. Sin embargo, ni Einstein -"Dios no juega a los dados"-, ni anteriormente Newton -"No puede creerse que causas mecánicas hayan dado lugar a tantos movimientos regulares"-, aceptaron que estuviéramos gobernados por el azar, divinidad más oscura que cualquier otra, pero de luminosos caprichos, en palabras de Breton.

En 1924, fecha no menos crucial para la vanguardia artística que para la científica, André Breton escribe en el primer Manifiesto del Surrealismo: "Pese a tantas y tantas desgracias como hemos heredado, es preciso reconocer que se nos ha concedido una libertad espiritual suma. No será el miedo a la locura lo que nos haga bajar la bandera de la imaginación. ¿No cabe acaso emplear también el sueño para resolver los problemas fundamentales de la vida?". Y en 1924, en Legítima defensa, se pregunta: "¿Acaso la mediocridad del universo no depende esencialmente de nuestro poder de enunciación?"

En el curso de la tercera década del siglo veinte se produce un reajuste simultáneo de coordenadas en el ámbito del conocimiento técnico -un conocimiento que ya no podrá dejar de contar con la incertidumbre- y en el dominio de la conciencia estética -una conciencia que sólo en el cuestionamiento de su propia lógica hallará un campo de exploración y experimentación ilimitado-. Esta decisiva confluencia de constataciones físicas y determinaciones poéticas revalida la sentencia acuñada por Demócrito hace veinticinco siglos: "El hombre es un mundo en miniatura".

"Dios descubrió la mirada y nos hizo un presente con ella -Platón (Timeo, 47 ba)- para que la observación de las revoluciones de la inteligencia en el cielo nos permitiera aplicarlas a las de nuestro entendimiento, que le son afines. La vista es causa de nuestro provecho más importante, porque ninguno de los discursos acerca del universo hubiera sido hecho jamás si no viéramos los cuerpos celestes".

En lengua griega, recordémoslo, existe un significativo parentesco entre los términos idea y visión; idéa ("imagen o apariencia de un objeto") deriva etimológicamente de êidon ("yo vi"). Pero, como observa Nietzsche, Demócrito se había preocupado de advertir que de nuestros ojos emanan al mismo tiempo efluvios que modifican la imagen. Reconsideración platónica: "Los primeros instrumentos que construyeron los dioses fueron los ojos portadores de luz. Hicieron que nuestro fuego interior, hermano del solar, fluyera a través de ellos. El rayo interior produce una percepción que llamamos visión. Cuando al llegar la noche el fuego que le es afín desaparece, el de la visión se interrumpe. Entonces deja de ver y se vuelve portador del sueño." (Timeo, 45 bcd).

Breton, primer Manifiesto: "Creo en la armonización de estos dos estados, aparentemente tan contradictorios, que son el sueño y la realidad en una especie de realidad absoluta. De la aproximación fortuita de dos términos surge una luz especial, la luz de la imagen. El espíritu avanza, atraído por estas imágenes que le arrebatan y apenas le conceden tiempo para soplarse el fuego que arde en sus dedos. El surrealismo es el rayo invisible".

"Conjetura lo invisible por lo visible" (Solón). "La armonía invisible es superior a la visible" (Heráclito). "Vislumbre de las cosas ocultas son las que se muestran" (Anaxágoras). "Ver con la mirada de la inteligencia lo que escapa a la mirada de los ojos" (Hipócrates). "Concluyamos que la madre de lo visible es una cierta especie invisible y sin forma, que admite todo y participa de lo inteligible de la manera más paradójica y difícil de comprender" (Platón, Timeo, 51 ab).

La realidad, ese laberinto sin salida para la razón, es un tejido de enigmas, espectros, espejismos que se oponen, superponen e interponen. A medida que aprendemos a ver, aprendemos a pensar acerca de lo que vemos. O a la inversa. La identidad del orbe es reversible. "La naturaleza gobierna por medio de mudanzas en este mundo que ves" (Séneca).

María Zambrano: "Al posarse sobre la vida, la mirada es arrastrada hacia abajo, hacia lo inescrutable, hacia eso invisible que no se ve y que hace ver. La forma en que la realidad se presenta al hombre es la de una completa ocultación, pues la primera realidad que al hombre se le oculta es él mismo. El ver lleva consigo la tragedia de ese ciego que mira."

"La realidad pasa como un caballo a galope" (proverbio hindú). "El caballo -explica Eduardo Scala- simboliza la ambivalencia: espíritu-materia, noche-día, vida-muerte, reposo-acción; anuda los opuestos en un continuum perfecto". Un caballo era precisamente el handicap convenido por Marcel Duchamp en sus partidas de ajedrez con John Cage, a quien siempre concedía esa pieza de ventaja.

José María Parreño: "Chema Madoz mira igual que anda un caballo de ajedrez; pone los ojos ahí enfrente, y se le van dos casillas adelante y otra de costado. Su mirada hípica viene desde el envés, del otro lado de la lógica. En el fondo oscuro de la paellera ve un cosmos estrellado."

Chema Madoz: "Recuerdo una anécdota de mi infancia. El primer día de clase llegué tarde. Todos los demás niños estaban ya sentados alrededor de una mesa grande en la cocina, y no había espacio para mí. La profesora me dijo: No te preocupes, ahora mismo te preparamos un sitio. Y abrió la puerta del horno para que me sirviera de pupitre. Me senté en mi banqueta, con el cuaderno sobre la puerta abierta, mirando el interior negro del horno."

"Para ver algo nuevo, hay que hacer algo nuevo" (Lichtenberg). "¿Entendemos por fe creer lo que no vimos? No, sino crear lo que no vemos" (Unamuno). "Creer lo que no vimos dicen que es la Fe. Crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía " (Gerardo Diego).

Sólo tiene sentido fotografiar lo invisible, aquello que escapa por completo a nuestra percepción, salvo cuando la llave de la mirada franquea el paisaje inalcanzable. De forma inquietante o humorística, antes a través de poemas visuales que de efectos oculares, de ejercicios espirituales que de subterfugios ópticos, nunca distraído por la confusión, sino atento a la fusión -a menudo de los sentidos de la vista y el oído, como en sus piezas musicales-, no es otra la dedicación de Madoz que hacer algo nuevo para ver algo nuevo, crear para creer en lo que nunca veremos.

La utópica tensión que irradian sus composiciones -concebidas con alma de fuego, pero realizadas con frialdad clínica, según el precepto de Miró- despeja cualquier duda sobre la eventualidad de que el autor no se haya exigido en cada asalto la totalidad de sus fuerzas. "Siempre me ha interesado la capacidad que tiene el lenguaje verbal para provocar imágenes visuales. Imágenes que responden al intento de crear un espacio donde elementos antagónicos por naturaleza convivan con fluidez."

Para Chema Madoz, como para José Val del Omar, lo extraordinario está en las entrañas de lo cotidiano y las fibras más íntimas del complejo humano se confunden con la trama del Universo. Inventor, poeta, óptico, fotógrafo, cineasta, Val del Omar declara: "Los polos opuestos son, precisamente, polos de algo -de un imán, de un globo terráqueo-, y por tanto resultan inseparables, se generan mutuamente. Este dualismo de asépticos documentos objetivos ordenados por una sensibilidad poética subjetiva, este latir entre el documento y el misterio, entre la información y la sugestión, constituye la clave de nuestra visión. Hoy es necesario fundir, y esa fusión exige una estrecha interdependencia. En el laboratorio audiovisual de raíz poética puede prosperar la compenetración, cristalizar la espontánea interdisciplina que permite marchar sin tropiezos hacia la unidad de percepción." Al entretejer dos niveles antitéticos, esa interdisciplina tendrá ciertamente el poder de llevarnos más lejos.

Madoz: "De un collar de perlas hago la soga de un ahorcado, para desarbolar la realidad y crear un espacio ilusorio donde coexistan lo objetivo y lo subjetivo. Se trata de hacer convivir a opuestos en armonía." Unamuno: "Choque entre la razón y el deseo. Y de este choque, de este abrazo, la salvadora incertidumbre, nuestro supremo consuelo." Gadamer: "No se trata de distinguir, sino de percibir la unidad de lo distinto. La ceguera consiste en no estar en condiciones de reconocer lo uno en lo múltiple. El divergir de los contrarios manifiesta la esencia unitaria de las cosas." Valéry: "Sensaciones abstractas, energías contradictorias, pero indivisibles, figuras de todo lo que amo, del cambio, del movimiento, de la mezcla, del fluir, de la transformación, de aquello que proviene de la sorpresa, de lo desconocido, de lo imposible".

Fascinado por la contraposición, el humor madoziano contiene un elemento de inspiración metafísica y otro de ascendencia poética. Fértil para el símil en la misma medida que para lo inverosímil, rastrea a la par el santuario de las posibilidades y el lupanar de las quimeras. O a la inversa.

Ver bien: ver el bien. Esencia común de la estética y la ética. Ver de verdad: ver la verdad. Juegos verbales, juegos visuales; cambios repentinos en la dirección de comprensión. "El tránsito imposible de avistar va del ver al no ver, después de haber pasado del no ver al ver. Adiós. Pronto acabará una cierta manera de ver. He trabajado toda mi vida en ese minuto" (Valéry).

El ochenta y cinco por cien de nuestro sentir, afirma Paul Reps, se nutre de nuestro ver. "Salvadme los ojos cuando nada me quede. Salvadme la mirada. Cualquier otra cosa me dolerá menos" (Martí i Pol). "Vos que venís, en la bandeja llevando vuestros ojos: por pie

Fuente: Pag Web de Chema Madoz

No hay comentarios: