Claudio Clementín - amigo de Odisea - envía esta información

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Vincent Van Gogh
Par de botas Autor: Vincent Van Gogh Fecha: 1886 Museo: Museo Nacional Van Gogh Características: 37´5 x 45 cm. Material: Oleo sobre lienzo Estilo: Neo-Impresionismo
La situación económica de Van Gogh no era nada halagüeña, debiendo de ser mantenido por su hermano Theo durante toda su vida. Entre ambos habían firmado un "contrato" según el cual Theo adelantaba el dinero a Vincent a cuenta de la venta de los cuadros de éste. Esta escasez económica motivará la ausencia de modelos con los que trabajar por lo que Vincent empleará sus objetos más personales como elementos de la composición, elaborando una amplia serie donde sus botas serán las protagonistas. De esta manera moderniza totalmente el bodegón, abandonando los objetos tradicionales del Barroco. Las dos viejas botas se sitúan en el suelo, tomando éste una tonalidad amarillenta por efecto del potente foco de luz que ilumina al par de zapatos, consumidos y desgastados, representados con una pincelada tremendamente suelta y empastada. El pintor debe recoger en sus lienzos lo que le rodea, siguiendo las teorías del Realismo que tanto admiró gracias a Millet. Esta historia se la debemos a Paul Gauguin que compartió una habitación con Vincent en Arles allá por 1888. Nos cuenta que en el estudio había un par de botas claveteadas llenas de barro de las que hizo una notable pintura, intrigado por la razón para guardar semejante pingajo se atrevió a preguntárselo un día. Entonces Vincent le contó la historia de ese par de zapatos. “Mi padre era pastor, con lo cual estudié teología. Una mañana, sin decir nada a nadie, marché a Bélgica, siendo muy joven, dispuesto a predicar el evangelio en las fábricas, pero no como me enseñaron sino como yo lo entendía, pues creo que Jesús ama a los pobres. Esas botas soportaron muy bien el viaje”. Pero hay más, según cuenta Gauguin (que lo tacha de loco), mientras Vincent predicaba a los mineros de Borinage, hubo una explosión de grisú, cuya victima, dado el grado de quemaduras y mutilación que tenía, fue desahuciado por el médico que llegó a decir que sólo un milagro podría salvarlo. Vincent se entregó a su cuidado con toda su alma, permaneció con él durante cuarenta días, atendiéndole con tanto cuidado que le salvó la vida. La cicatrices del rostro de ese hombre, resucitado por el milagro del cuidado, se le aparecieron a Vincent como las cicatrices de una corona de espinas, por lo que tuvo la visión de la corona de espinas del Cristo resucitado. Este era el auténtico motivo por el que todavía no se había desprendido del par de botas (cual reliquia) que llevaba cuando tuvo esa visión. Las botas en las que Vincent hizo resucitar a Jesús, el Jesús que mora en lo más profundo de cada uno. Gauguin termina el relato diciendo: “Y Vincent tomó de nuevo su pincel y, silenciosamente, se puso a trabajar. Junto a él había un lienzo blanco. Y cuando comencé su retrato, yo mismo tuve la visión de Jesús predicando amorosa y humildemente”.

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