HUGO MUJICA Dos Entrevistas

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HUGO MUJICA nació en Buenos Aires en 1942. Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. Esta gama de estudios se refleja en la variación de su obra que abarca tanto la filosofía, como la antropología, la narrativa como la mística y sobre todo la poesía.
Entre sus principales libros de ensayos se cuentan "Kyrie Eleison" (1991), "Kénosis" (1992), "La palabra inicial" (1995), "Flecha en la niebla" (1997) y "Poéticas del vacío" (2002) y "Lo naciente" (2007). "Solemne y mesurado" (1990) y "Bajo toda la lluvia del mundo" (2008), son sus dos libros de cuentos.
Su obra, iniciada en 1983 , ha sido editada en Argentina, España, Italia y Francia. Su vida y sus viajes ha sido el material principal de su obra, hitos como el haber vivido y participado de la década de los 60 en el Greenwich Village de Nueva York, como artista plástico, o el haber callado durante siete años en el silencio de la vida monástica de la Orden Trapense, donde comenzó a escribir, son algunos de los mojones de su historia.


ENTREVISTA 1


Entrevista a Hugo Mujica Por Sandra Bianchi


El vacío y sus poéticas

  • ¿Por qué Orfeo, San Juan de la Cruz, Paul Celan son los poetas que eligió para integrar Poéticas del Vacío?

La idea era tomar autores que radicalmente trabajan la idea del vacío como lugar de lo posible y no como lugar de lo imposible o de la ausencia. Para que acontezca la novedad hay que correr lo ya dado. Lo nuevo tiene que abrirse espacio entre lo viejo y ese abrir espacio se llama crisis y cuando está abierto, se llama vacío. El vacío es toda situación donde la supuesta linealidad de nuestra vida se rompe. Es una construcción necesaria para funcionar, pero a la vez, esa construcción ahoga otros posibles y de vez en cuando la vida, la historia rompen ese tejido con el cual mas o menos la controlamos. Esa ruptura es la posibilidad y la flexibilidad precisamente para la novedad. El escritor, el poeta, es el que permanece allí donde no hay nada, con la apuesta que algo va a acontecer, como esperando la novedad. Creo que autores como Juan de la Cruz trabajan con la radicalidad de Dios como idea de la nada, de lo ya conocido y lo mismo Paul Celan u Orfeo, con la idea de que al perder a Eurídice, ese vacío lo tiene que llenar con el canto y ahí nace la poesía.
  • ¿Cómo lo concibe, como un libro de poemas, como un ensayo o un cruce entre ambos?
Yo diría que tengo libros de poemas y libros de ensayo y cada vez los dos se reúnen más en la poesía. Pero Poéticas del vacío lo concebí con la idea de un libro en el cual yo tengo una concepción inicial - para mí eso es un ensayo- y después lo desarrollo. El contenido de esa concepción inicial necesita y busca un lenguaje poético por su hondura o su flexibilidad. Pero es poesía cuando el tema está al final y no al inicio. Yo diría que es un ensayo pensante dicho poéticamente. Creo que mis libros cada vez más rompen las fronteras de géneros.
  • Incluso hay un juego con lo espacial, por momentos encontramos lo que es tradicionalmente prosa, por momentos poesía.
Sí, es fundamental la espacialidad, la diagramación. Mi libro anterior de ensayos, Flecha en la niebla fue el primero en el que se me quebró el lenguaje y empezó a buscar esta forma más poética. Incluso tiene páginas en blanco, con la idea de que el lenguaje se disuelve y pide una espera y también le pide una espera al lector. Yo creo que la diagramación tiene la intencionalidad de complicar anímicamente a una determinada forma de lectura, versus la lectura consumista que tenemos, que es la idea de terminar el libro.
  • Me parece muy interesante el trabajo con las voces de otros autores, a modo de epígrafe o cita.
Y de texto mismo. Yo creo que más que cita están incorporadas como texto, se insertan como continuidad, es como entramado. La cita normal es para avalar un texto. En vez acá están para aunar, yo diría, mi familia; son invitados. Son esa gente con cuyas voces yo estoy escribiendo y desde ahí digo mi voz. Para mí es como incorporar mis lecturas al lector, es como un regalo.
  • Otro aspecto interesante es que usted se cita a sí mismo. ¿Es la “voz dentro de la voz” o “el devenir otro dentro de sí”?
Uno se da cuenta de que lo que estaba diciendo ya lo había dicho pero nunca en este contexto, entonces lo retoma, lo resignifica, creo que una obra es así. En cuanto a lenguaje, en el libro anterior ya empecé a citarme, a notar que determinadas cosas las había dicho en otros poemas. Mis textos hablan mucho entre sí ... creo que mi obra es muy obra, no son libros distintos. Creo que es esa idea que yo tengo muy acuática de la obra, son las mismas palabras que retoman otras formas, otros sentidos. Yo siento también que en mis libros lo valioso no es la hilación sino una complicidad que se genera con el lector. Creo que es del orden del acontecimiento más que del orden de la linealidad o del aprendizaje. El lenguaje poético es del orden de lo que pasa, no del orden de lo que dice, es más lograr una presencia que presentar un pensamiento.
  • Lo que percibo es que al comienzo el libro está más abigarrado en conceptos, palabras y al final se va despojando. Exige un lector más atento y al final cede la tensión.
Sería lindo. En realidad los ensayos fueron escritos con el tiempo, por separado, después los reuní a todos. Pero creo que la intención fue esa, que termine con la idea del huésped, qué le pasó al que se dejó habitar por el ese libro y si ese libro lo expande más allá de sí.

Orfeo en el origen
  • Cuando se refiere a Orfeo y a su canto que conjuga voces y a su lira que pasa de poeta en poeta ¿también está reflexionando acerca de la creación colectiva?
En realidad con esa idea de la lira que va pasando de mano en mano, apunto a la idea de tradición no de ruptura. Así como digo que mis libros no son libros sino que son una obra, también siento que la poesía no son poetas sino es la poesía. Es la idea de un engarce que lleva adelante una tradición. Es muy curioso porque todo poeta lee poetas para escribir lo propio, entonces hay como una continua lectura siempre de lo mismo. La tradición que es una y que está cifrada en el lenguaje de todos.
  • ¿Por eso también lee a Orfeo, no sé si decir “a través” o que la lee “con” Blanchot, con Rilke ......
con Zambrano... Yo tengo el concepto que en todo tiempo existe todo. Además cualquiera que viajó fuera de Occidente se da cuenta que por ejemplo, el medioevo existe y que siempre hay una tradición de este afuera, que no es el discurso oficial ni es la literatura oficial. María Zambrano nunca fue un best seller. Hay una tradición que siguió viva pero de costado y yo me inserto en esas voces. En cuanto al tema de Orfeo, toda esta gente que yo frecuento lo ha tratado y ha visto que todavía hay mucho por decirse de lo ya dicho en Orfeo, en ese momento inaugural, que es el momento de la creación y ahí, estaba Orfeo.
  • En un fragmento menciona que el poeta tiene “ausencia de” y que cada uno debe nombrar su ausencia.
No es una ausencia en sentido psicológico sino una ausencia en el sentido de que los hombres somos seres incompletos y lo que nos falta es lo que nos es dado para crear. Entonces el relacionarse con lo que uno no es, es la posibilidad de crear lo que uno siente que debe ser. La imagen básica es la de Orfeo. Su ausencia es la del amor perdido y precisamente por eso canta a esa pérdida y en ese canto está presente lo perdido y por lo tanto ya no es pérdida sino presencia.

La escucha, la creación
  • El epígrafe de Blanchot que inaugura el libro, plantea el viejo tópico de la creación. ¿Cuál es su visión al respecto: inspiración o trabajo?
La creación es inspiración, implica el hecho de que el nacimiento o el germen de lo que va a ser el poema es algo que acontece, o sea uno recibe ese momentito. Lo curioso es que para tener lo que uno recibió tiene que hacerlo, es como el don. Como dice Juana de Arco “Peleemos la batalla que Dios nos dió la victoria”. Lo creativo tiene la cualidad de ir entonándose con el vacío, como estar escuchando lo que no hay, a ver si dice algo nuevo. Después tenés que apropiarte de eso, darle forma y a la vez hacer que esa forma no lo asfixie, que pueda seguir vibrando a pesar de estar formalizado.
  • Entre Noche Abierta y Sed Adentro, sus libros anteriores, también hay continuidad pero podría marcar algunas diferencias. En el primero hay más ausencia y más lejanía y en el segundo, más ofrenda y más acogida.
Podría ser. "Sed Adentro" es un libro más cálido y a la vez más despojado, pero a la vez permaneciendo en lo abierto hay más cercanía. O valga la paradoja -con la que trabajo- que en la misma ausencia hay más presencia. Es un libro más amable. Soy muy poco racional en lo creativo.
  • ¿Será por eso que sus palabras, sus textos, tienen un halo de sabiduría?
En España los trabajan sobre esa idea, de que son “literatura de sabiduría”. Quizás la idea sería de que mi pensamiento nunca se aleja ... como dice María Zambrano, “la poesía no se aleja del temblor de las hojas”. Creo es que yo estoy hablando de la vida todo el tiempo, aunque hable desde Heidegger, por ejemplo, pero nunca he perdido esa intimidad con la vida y creo que lo que pueda tener de sabiduría es una cierta capacidad de escucha, el escuchar que tiene que decir la vida de lo que vive en mí y quizás darle palabra a la vida. Eso podría ser del orden de la sabiduría ¿no? que me mantengo cerca de la vida, no del funcionamiento. La idea de la cercanía me gusta, el pensamiento no tiene que dejar la cercanía de las cosas para que hable de la vida.
  • ¿Y cómo se mantiene en contacto con la cercanía de las cosas? Porque es difícil, con todo lo que nos rodea.
Tengo esa experiencia de vida, la de los siete años que viví en un monasterio. Fue como haber salido con un pulmón extra, como un espacio mayor entre la realidad y yo.El monje vive la vida del hombre de campo, se levanta a la hora que se levanta el paisano, que habla cuando hay algo que decir. Es la vida llevada a la desnudez de la vida. Realmente yo creo que en los monasterios es dónde se sigue manteniendo el arte de vivir, la vida monástica es muy bella, que no era para mí para siempre. Yo te diría que también hay que aprender a vivir, creo que es un arte de la vida.
La mística, la utopía
  • Hay una focalización especial por aquellos elementos que en la cultura occidental tienen una marca negativa: el vacío, la espera, el silencio, que se resignifican en su poesía.
Sí, Occidente está hecho sobre el poder, la voluntad y lo lleno. Toda la tradición que yo frecuento es la que Foucault llamaría “el pensar del afuera”. Es el pensar desde los fragmentos, de la ruptura de la totalidad que es Occidente, pensar desde esos lugares que la razón no logra cubrir. La intermitencia, que llamaba Benjamín. Nuevamente, esos momentos de vacío, donde aparece otra cosa que lo lleno del consumo. Realmente lo que estoy todo el tiempo diciendo es la posibilidad de la alteridad. El ser humano es fundamentalmente alteridad y desde la recepción, obra. No que obra “sobre” sino obra “desde” y ahí entra el silencio como lo opuesto al parloteo, entra la pasividad frente a la voluntad. Quiero recuperar eso que es la experiencia creativa, desde el vacío, la pasividad, el silencio y la soledad.
  • También hay algunos semas que se repiten en sus libros que tienen resonancias religiosas o bíblicas, partir el pan, la ofrenda y muchos más que trascienden esa resonancia para exaltar su aspecto poético.
En realidad son todo el acervo de las cuatro o cinco cosas básicas de la vida antes de esta maquinaria que armamos. El pan es fundamental tanto para poder comer como para la religión, que tomó precisamente lo más humano. Por eso la insistencia en la desnudez, la intemperie, el despojamiento y la lluvia, todas son imágenes del exponerse, del dejarse tocar por una alteridad. Me gusta mucho el “heme aquí” de Levinas, que lo toma como imagen de la identidad en vez de decir “yo”.
  • También señala diferencias entre mística y religión.
Si, lo religioso es del orden de lo ya captado por la mística, del orden de lo simbólico, del orden de lo institucional, en el mejor de los sentidos, pero de lo ya codificado y lo místico es del orden del sentido antes de devenir significado.
  • ¿Y cómo se relaciona con lo institucional?
Muy bien. Yo siempre tuve la idea y lo corroboré de que en todos lados hay muchísima más libertad que la que uno quiere. Yo creo que la libertad es la posibilidad de inaugurar. Uno puede decir “no se puede hacer nada, la iglesia es así, el país es así”. Por ahí, inaugurás un espacio y te dás cuenta que los demás están contentos. Yo siempre avancé inaugurando libertad y siempre fue aceptada. Uno siempre espera la libertad que ya hay, porque uno espera la libertad de opción no la libertad de creación.
  • ¿Le interesa hablar de política?

Tengo flujo y reflujos. Hay épocas que me intereso muchísimo y otras que no. Sé y eso lo tengo clarísimo, que no es la palabra última. Por otro lado interviene la justicia que es un valor ético y trascendente pero a veces, tampoco se soporta tanta política. Realmente es un lugar denso y donde el mal reina, habrá excepciones, pero obviamente es un lugar horrendo. No nos damos cuenta hasta que punto estamos condicionados. Esa idea, de que se han apropiado de nuestro discurso porque es de lo que continuamente hablamos. Por eso siempre esta necesidad de encontrar afueras porque está todo adentro.

  • Uno de los ensayos reflexiona sobre la utopía. ¿Cuál es el lugar de la utopía, valga la paradoja, en este mundo, en este que país que vivimos hoy?
La utopía hay que crearla. Lo que a nosotros nos pasa es que venimos de un trauma utópico, nuestra utopía dejó treinta mil desaparecidos y mucha más gente muerta. Por eso no podemos desligarnos - además por la claustrofobia del sistema- de pensar utopía como política. Mientras que la humanidad tuvo muchísimas otras utopías, desde la belleza a la santidad. La utopía es precisamente la posibilidad de otra cosa que lo ya dado pero para eso necesitamos salir de la idea de que la Historia es la palabra última, el criterio último de realidad. Tenemos que entender que también hay una ética que juzga la Historia. Pero por ahora estamos en esa claustrofobia y la única idea que tenemos de utopía es la perdida. Necesitamos salir de ahí y pensar una utopía que no tiene por que ser política. Si abrimos otro espacio grande, nosotros mismos dejaremos de darle el poder que tiene, que es omnímodo.
  • ¿Por ejemplo, la solidaridad, que parece que recién ahora se hubiera descubierto?
No sé si la solidaridad, pero sí la idea de pertenencia. La idea de que al menos todos padecemos lo mismo y por eso nos parecemos. Lo que decía Camus en El hombre rebelde “Me rebelo, por lo tanto somos”.
  • ¿Cuál podría ser entonces la utopía?
La utopía concreta es la posibilidad de soñar una imagen mítica y valores en torno a los cuales contarnos y hacer una nueva historia. Toda cultura nació con imágenes y valores que la gente los sintió atractivos como para ponerse de acuerdo. Así nació desde Israel a toda cultura. Nuestra cultura actual es una utopía. Fue la cultura de los ochenta, no fue la mía pero fue la que ganó y se impuso como realidad. Alguien soñó con un mercado que se autorregulaba y todo aquello, que en teoría era lindo y con eso lograron seducir. Una utopía es algo que nace de muchos no de uno o en todo caso siempre aparece quién da palabra a lo que está pasando o quien logra plasmarlo. Como digo en el libro, los individuos soñamos sueños pero una comunidad sueña utopías.

Revista Soles - Nº 90Agosto de 2002


ENTREVISTA 2


Cristián Warnken conversa con Hugo Mujica

http://www.youtube.com/watch?v=HC2tFSy3PN0
http://www.youtube.com/watch?v=am2dNP693i0&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=VO7zPsETpL4&feature=related
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