Habitar la tierra es ir desde nuestro territorio interior a explorar lo contiguo con los poros abiertos.
Esta actitud nos expande y genera múltiples intersecciones con otros territorios individuales y colectivos.
Habitar es placer y dolor, es vivir por los sentidos que habitan el cuerpo y llegan al ser racional y espiritual generador de cultura, única en lo grupal y diversa en lo individual.
En la inmersión del hombre en esa diversidad está la poesía.
Pero esto no termina allí, habitar también es revisar cada paso dado, cada experiencia y llevarla a la dimensión del lenguaje para enunciarla, pensarla, discutirla, en definitiva, humanizarla.
Hace 17 horas
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